El amor romántico





¿Es acaso el amor una efímera quimera que se desvanece con el pasar de los años? o un sentimiento de dos que se construye con el tiempo donde crecemos, maduramos y nos cuidamos mutuamente, un conocerse para hacer un proyecto de vida exitoso. Estoy joven aun para responder esa pregunta, todos añoramos que fuera lo segundo: transcender el deseo carnal que nos une a una persona (motivados por la apariencia del ser amado), para construir la base de la sociedad.

Freud decía que nuestro primer sujeto de amor era  nuestro padre o madre, esto lo explica mediante el complejo de Edipo y complejo de Electra, y es que cuando estamos enamorados buscamos ser cuidados, mimados.  Queremos volver a la tibieza del vientre materno y la vez morir en los brazos del ser amado o morir por defender al ser amado, el amor es eros pero también tánatos, razón de nuestras más grandes alegrías y profundas tristezas, este sentimiento puede llevarnos al cielo y al infierno en vida.

Jung habla a cerca del ánima y el ánimus que son el alma femenina en el hombre, y el insconsciente masculino en la mujer, dos conceptos que son arquetipos del inconsciente colectivo del ser humano, y rigen nuestra  visión y relación con el sexo opuesto, según Daryl Sharp en su texto Lexicon Junguiano "El ánimus corresponde al Logos paterno así como el ánima al Eros materno." En cierto modo podría decirse que somos una especie de seres mentalmente andróginos que buscamos darle un rostro a nuestra alma cuando amamos, buscamos complementarnos.



En ese querernos complementar sufrimos cuando el otro no cumple con  nuestras espectativas o nos engaña y muchos en nuestra impotencia nos autodestruimos, otros destruyen al otro o al "culpable de la ruina de su amor" y eso no lleva sino a despertar nuestros más tristes o bajos instintos que en muchos casos puede llevar a una tragedia griega.

Siempre hay que tener en cuenta que cuando hay una ruptura amorosa tenemos que mantener la compostura y no pensar que es el fin del mundo, y que tal vez algún día encontremos ese amor platónico que nos complemente, y aun cuando lo encontremos no olvidemos que al final de la vida moriremos solos.

Por: María Fernanda Sucerquia Uribe

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