Mi papá

Hombre sencillo y humilde, algo enojadizo, que trabaja desde los ocho años, interesado por el bienestar de su familia. Hijo de mi abuela Libia (ama de casa) y mi difunto abuelo Eduardo, nacido en Ituango en la vereda los Galgos en el sitio llamado el Edén, estudió hasta segundo de primaria y hace cuentas en su cabeza mejor que cualquier joven colombiano promedio. Católico y amante de la naturaleza, en especial de los perros ( como yo). Casado con mi madre Adriana, muy orgulloso de sus hijos. Buen trabajador.

Cuando era pequeño trabajaba con mi abuelo en una finca y después de su faena iba a jugar con mis tíos, creían un poco en los mitos y leyendas de Colombia. Perdió a varios hermanitos, por falta de medicamentos y aún le duele su partida. Otros dos hermanos los perdió por la violencia. Cuando era adolescente llegó a Medellín hospedándose en la casa donde vivía un hermano en busca de oportunidades, aprendió carpintería y trabajó en varias obras instalando puertas, jambas y divisiones. Hace varios años conoce a un ingeniero (desde que este último hacia sus prácticas) y cada que puede Luis Manuel le da trabajo. Mi papá no alcanzó a pensionarse, ya que varios empleadores le robaron el dinero que cotizaba.

Mi papá conoció a mi mamá en Guadalupe (Medellín) y salían a bailar en las heladerías del barrio, y después de aproximadamente cuatro años de noviazgo se casaron y tuvieron tres hijos: Didier, Julián y yo. Cuando estabamos en el colegio nos ayudaba junto con mi mamá a hacer las tareas, incluso a mi me ayudó en la U. Cuando eramos pequeños Didier y yo competíamos para ver quien lo saludaba primero. El me acompañó a Nechí cuando trabajé allá y no se fue hasta que yo estuve en un lugar seguro.

El tiene muy buen corazón, es normal verlo consentir y darle comida a los animales y llora cuando tiene tristeza y siempre está pendiente de mi mamá cuando está enferma ( nosotros también), cuando va de visita a donde mi abuela siempre le lleva un taco de galletas y corre con los gastos que pueda. Cuando me enfermé de la mente estuvo siempre ahí al igual que toda mi familia.

Actualmente cumplió con el sueño de tener un perro, tiene a Apolo, un pitbull tierno y loco que da la manito y trata de hacer amistad con la mascota de mi hermano, llamada Juancho, la cual es rescatada de la minorista. Apolo insiste que su amiguito es una perra y eso hace volver a juancito iracundo, además de los celos que siente por dejar de ser el único rey de la casa.

Voy a sentir mucha tristeza cuando mi papá Guillermo ya no esté más en este atormentado mundo, la misma tristeza que tendré cuando me falte algún miembro de mi familia. Extrañaré  su bendición cada noche y las veces que salgo de casa a  hacer alguna diligencia. Cuando ya no me abrace y me diga ratona.

María Fernanda Sucerquia Uribe.

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